El Centro de Desarrollo San Juan de Abajo se encuentra ubicado en una de las colonias irregulares del municipio de León, localizada al sur de la ciudad entre la maxipista y la vía del tren. Esta comunidad carece de la mayoría de los servicios básicos como: drenaje, agua potable, centro de salud, pavimentación y escuelas.
Muchas familias viven en casas hechas de lámina y desechos, pagan 5 veces más cara el agua que quienes tenemos este servicio, almacenan el agua en tambos que contenían productos químicos industriales y por estar expuesta al polvo y bacterias esta misma agua es la que frecuentemente les causa enfermedades gastrointestinales. A su vez hay mucha desnutrición debido a que tienen uno o dos alimentos al día.
Persiste el analfabetismo, la deserción escolar, sufren de violencia intrafamiliar, vandalismo, pandillerismo, violaciones, embarazos a temprana edad y adicciones. Los niños empiezan a los 8 años a inhalar agua de celaste, la mayoría de los señores son peones de albañil y tienen un salario de $800 a $1,000 semanales. Cuando no tienen trabajo se dedican con sus hijos a colectar el pet para venderlo y vivir con lo poco que ganan.
No cuentan con un trabajo estable, las mujeres no pueden salir a trabajar porque tienen que cuidar a sus hijos y su casa, les roban con frecuencia lo poco que tienen y el nivel socioeconómico de los habitantes es de pobreza extrema.
Este centro de desarrollo cuenta con cursos de verano en donde durante 5 semanas se alimentan a 350 niños todos los días. Es un proyecto establecido en donde se incluye todos los viernes un día de paseo para que conozcan la ciudad de León y puntos de interés.
Resultados
A través de al participación de los habitantes del Centro de Desarrollo San Juan de Abajo de Fundación León se ha podido observar el mejoramiento de conductas, comunicación asertiva y formación de grupos haciendo comunidad en busca de un mismo objetivo que es mejorar su calidad de vida.
Con esto nos damos cuenta que nuestro trabajo en la comunidad es de gran impacto y nos permite ayudar a contribuir a formar ciudadanos comprometidos y responsables. Cada una de nuestras actividades busca cubrir las diferentes necesidades de los habitantes de la comunidad brindándoles herramientas, conocimientos, habilidades y destrezas para mejorar su desarrollo personal y social a través de diferentes cursos o talleres.
Impacto social
- 27,000 familias y 81,000 personas beneficiadas (desde el inicio de la fundación)
- Captación de recursos
- 30 donadores
- Instituciones educativas que apoyan con servicio social diverso en clases de computación, inglés, deportes, club de tareas, asesoría jurídica, enfermería, talleres de nutrición, taller de tareas, brigadas comunitarias, macro tómbola, albercas, día del niño, cursos de verano, diagnóstico de necesidades en la comunidad, reforestación ,campañas de colecta de basura, atención dental, marketing y publicidad
- ITESM, Universidad de La Salle, UCEM, IBERO, Universidad Franciscana e Instituto Tepeyac, UPN, UG, Cecyteg
- Asociaciones Civiles que apoyan en brindar servicios médicos (medicamentos, terapias, prótesis y ortesis a bajo costo), donación de despensas, servicios funerarios, fomento al deporte y la enseñanza y práctica de música orquestal y coral
- AFAPE, CARITAS, ALDIM, Fundación Leonesa Servir, Un ángel al cielo, Asociación Mexicana de Diabetes, Fundación del Dr. Simi, VIBRA y Fundación TV Azteca
Testimonios de personas beneficiadas
Hace cuatro años comencé a venir al centro comunitario con mis hijos. Comenzamos en educación inicial y en algunos talleres de marroquinería y corte y confección. Ahora estoy trabajando en Bambino (proyecto integrador), me siento muy contenta y agradecida con todos los que están aquí en el centro comunitario.
Adriana Vázquez
Mi experiencia en Fundación León es increíble, poder entrar a deportes o a alguna otra actividad como computación me ayudó a dirigir mis emociones creativa y lúdicamente. Extraño venir a Fundación León a jugar fútbol y convivir con mis amigos. Es muy positivo ver a tantos chavos estar fuera del alcance de las drogas mediante una actividad.
Eduardo Cruz García
Mi hijo José Guadalupe Castro tiene 7 años que asiste a apoyo de regularización y computación. Traje a mi hijo porque tiene epilepsia, lo que afecta su ritmo de aprendizaje. He visto mucha mejoría en él, ya sabe leer, además me dejó muy sorprendida porque él ya sabe más computación que yo.
María Guadalupe Piña
Aprendí computación en el centro comunitario de San Juan de Abajo, gracias a eso hoy ya formateo computadoras, desbloqueo teléfonos, tabletas y me di cuenta que me apasiona mucho todo lo que tiene que ver con tecnología cibernética. Actualmente estudio en la preparatoria "Jóvenes con Rumbo”. Estoy muy agradecido con Fundación León porque gracias a ellos me abrí camino para saber qué me gusta y a qué me quiero dedicar.
Orlando Negrete Ortíz
El médico del Centro de Salud con quien acudo al control de diabetes me felicitó por mi estado de salud y avances. Le comenté que es gracias al proyecto de nutrición del centro comunitario y le interesó cuando le hablé de cómo es el proyecto.
Carmen Patricia García (47 años)
Yo asisto al taller de computación básica, y me ha ayudado a superar miedos y aprender cosas nuevas como los programas Word, Excel, Powerpoint o Publisher, además de utilizar internet de manera educativa y para investigar o conocer lugares, gracias a esto he mejorado mis calificaciones pues hago mis trabajos en la computadora.
De mis cosas favoritas que aquí he aprendido es a editar fotos, hacer presentaciones, videos con música, hacer calendarios, publicidad y aprendí cómo el correo electrónico resulta una herramienta muy útil para comunicarnos; aquí también aprendí a usar el One drawe para poder trabajar un documento entre dos personas.
Tenemos mucha suerte de tener estos cursos pues son gratis y yo no tengo la posibilidad de pagar. Tengo mucha suerte, mi maestra es muy paciente y nos explica muy bien y nos motiva a seguir preparándonos ya que nos hace dinámicas para aprender a trabajar en equipo. Me gusta venir al Centro porque tengo nuevas amigas.
Alma Delia Flores Blancarte (12 años)
Tengo 14 años de vivir en San Juan de Abajo, en lo personal siento que mi familia y yo somos afortunados porque gracias a las diferentes actividades y pláticas que nos dan en los talleres de Desarrollo Humano aprendí a saber comunicarme mejor con mi familia y con mis vecinos. Participar en las Constelaciones me ayudó a fortalecer mi autoestima y me hizo sentir una persona segura, salió lo mejor de mi persona. Gracias al taller de albañilería, fontanería y electricidad, adquirí una herramienta que me ha permitido trabajar en el ramo de la construcción durante 3 años. Con ese trabajo me ha ayudado a mejorar la calidad de vida de mi familia y lo más importante poco a poco estamos terminando de construir nuestra casa.
Norma Arredondo Rangel (36 años)
Me gusta venir al Centro porque me distraigo, tengo 5 años participando en fútbol porque me gusta convivir con mis compañeros, es una oportunidad para tener más amigos, es un ambiente sano y hago ejercicio. Los campamentos de verano me gustan porque hay varias actividades que no conocía, como el tae kwon do y las manualidades. Además nos llevan al Explora, al Parque Metropolitano, al Zoológico, conocí el Museo y la Biblioteca Central. Hemos ido al Teatro del Bicentenario a ver obras de teatro. En el taller de música aprendimos a conocer el pentagrama, las notas y construimos una guitarra.
Nos gusta que exista este espacio para no andar en la calle con la tentación de las drogas y las pandillas, mis papás están contentos de que asista al Centro porque ellos están tranquilos. Tengo amigos buena onda que no están en las drogas y en las pandillas, y no ando en la calle.
Guadalupe Adilene León Ayala (16 años)
Me han beneficiado mucho los talleres que he tomado en el Centro porque he aprendido muchas cosas: cocina, zumba, taller de capacitación para el trabajo, aprendí a trabajar en equipo, a ser una persona más segura. Actualmente estoy trabajando en un taller de maquila de sábanas y cobertores, tengo la ilusión de tener mi pequeña empresa, por eso me animé a elaborar un proyecto que presente a Prospera para comprar 10 máquinas y emprender una pequeña maquila. Con gusto le daría trabajo a mis amigas que tomaron el taller de Corte y confección que dieron en Fundación, para mejorar la calidad de vida de nuestras familias. Actualmente mi hija Valeria de 7 años ya toca el violín, ella que forma parte de la Orquesta. Estamos muy orgullosos de sus logros.
Rosa María Cruces Vargas (39 años)